21 de mayo de 2009

Próxima Conferencia de la ONU sobre la Crisis Económica y Financiera Internacional

SERVICIO DE INFORMACIÓN DE LA ONU
12 de mayo de 2009 - GINEBRA

El Padre Miguel d'Escoto Brockmann, Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, informó a los periodistas en Ginebra acerca de la Próxima Cumbre de la Asamblea General sobre la Crisis Económica, que se celebrará del 1 al 3 de junio de 2009 en Nueva York. También respondió preguntas sobre las elecciones del Consejo de Derechos Humanos que se realizará en Nueva York, y sobre la situación de México luego del brote de gripe H1N1. Además habló Paul Oquist, Asesor Superior de la Oficina del Presidente de la Asamblea General.
Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Crisis Financiera y Económica Internacional

En su discurso de apertura, el Sr. d'Escoto indicó que actualmente se encontraban en el último tramo del trabajo preparatorio para una reunión al más alto nivel en la Asamblea General de las Naciones Unidas acerca de la crisis financiera y económica y su impacto en el desarrollo.

Habían presentado el primer borrador del documento de resultados. Había habido muchos aportes que habían tenido que ser considerados. En primer lugar estuvo el trabajo de la Comisión Presidencial de Expertos que él había comenzado seis meses atrás, coordinado por el Profesor Joseph Stiglitz. Esa Comisión se había reunido en cinco oportunidades. Asimismo, había habido aportes de diferentes organismos especializados de las Naciones Unidas, de jefes de Estado y ministros de relaciones exteriores que él había conocido en viajes que realizó por el mundo en los últimos meses para reunir ideas, de la sociedad civil, que había tenido una muy importante participación en el envío de sus ideas, y de los propios Estados Miembros de las Naciones Unidas.

En cuanto a crítica, el Sr. d'Escoto señaló "la unión de los representantes de la Unión Europea contra el documento de resultados". No había oído sus críticas sobre el contenido; según se informa, se habían centrado en los procedimientos, acusándolo de no tener en cuenta el trabajo realizado por los facilitadores, en particular del facilitador holandés. Sin embargo, el Sr. d'Escoto declaró que no estaba de acuerdo y se sintió muy estimulado por el entusiasta apoyo que había recibido aquí en Ginebra de los organismos especializados, en particular del director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, y del Jefe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). "Su reacción ante el documento fue muy positiva; dijeron que refleja los temas con exactitud y que las propuestas son buenas". Estaba esperando recibir hoy algunos aportes más de esos organismos para mejorar el documento. También confirmó que tanto el Secretario General de la UNCTAD como el Director General de la OMC participarían en la reunión, y la OIT participaría en la mesa redonda en junio.

Paul Oquist, Asesor Superior de la Oficina del Presidente de la Asamblea General, indicó que la misión del Presidente era alentar a los Jefes de Estado y de Gobierno a que asistieran personalmente a la reunión y obtuvieran información sobre el borrador del documento de resultados presentado. La Conferencia del 1 al 3 de junio aprobaría las líneas de acción política y expresaría la voluntad política de establecer esas líneas de acción. En los meses subsiguientes, grupos de trabajo técnicos y ministeriales trabajarían para formular propuestas basadas en esas líneas de acción. Sería un proceso que duraría hasta septiembre de 2010, durante el cual podrían lanzarse diferentes propuestas; el primer período para realizar esto sería la primera quincena de septiembre de 2009.

Problemas de procedimiento que enfrenta la próxima Cumbre

En respuesta a una pregunta sobre si sorprendía que la próxima conferencia estuviera enfrentando problemas de procedimiento, dado el inconveniente que había enfrentado el Consejo de Derechos Humanos cuando quiso celebrar una sesión especial sobre el mismo tema, el Sr. D'Escoto declaró que se había referido al hecho de que los europeos siempre habían estado en contra de la conferencia. Habían intentado sabotearla desde el principio en Doha. Luego intentaron posponerla para cuando él ya no fuera presidente de la Asamblea General. Ahora se estaban quejando de cuestiones de procedimiento para hacer lo mismo, diciendo que él no había consultado adecuadamente a los facilitadores. Pero ese fue sólo uno de los aportes, no todos, enfatizó. En el análisis final intentaba que el documento final reflejara todas las posiciones. Estaban todos en el mismo barco. Así que buscaba propuestas que los reuniera a todos.

"El tercer mundo no puede continuar subsidiando al primer mundo", enfatizó el Sr. D'Escoto. El tercer mundo siempre había sido caracterizado como el mendigo y el primer mundo como el benefactor, "pero cuando quieren una guerra que no pueden financiar comienzan a imprimir dinero, sin respaldo, y los países pobres como el mío, con reservas en dólares, pierden sus reservas". La impresión de dinero sin apoyo ha significado que el dólar haya bajado. Esa ya no puede ser la divisa para las reservas. Todos estos temas tienen que discutirse.

Los europeos dijeron que la reunión sólo era para tratar el impacto de la crisis financiera en los países en desarrollo. Pero la reunión no sólo era sobre la crisis económica y financiera sino también sobre el impacto sobre el desarrollo. Esto incluía analizar los problemas sistémicos y buscar un nuevo modelo. Si no lo hacía, tendrían los mismos problemas nuevamente.

El G-20 tenía razones para estar satisfecho con los resultados que habían alcanzado en su cumbre, "no es que sepa cuáles son", comentó el Sr. D'Escoto. ¿Pero qué sucede con el G-192? Éste es el siglo veintiuno, un siglo de inclusión democrática. Todos tienen que participar en respuesta a los problemas que están enfrentando.

Elecciones del Consejo de Derechos Humanos

Cuando se le preguntó acerca de las elecciones del Consejo de Derechos Humanos en Nueva York, y las críticas sobre los miembros no democráticos implicados en el proceso, el Sr. D'Escoto no quiso realizar comentarios.

"La Democracia no puede construirse sobre mentiras y no dejando que las personas sepan qué se está haciendo con su dinero." Así que el Sr. D'Escoto quitaría un poco de importancia a esta idea de si algunos países eran o no democracias. Lo importante era el compromiso de ir hacia la democracia. Siempre iba a ser perfectible. No ayudaba a la democratización que algunos de los peores culpables pretendieran que eran los maestros, observó.

Gripe H1N1 / Impacto sobre México

Con respecto al impacto del brote de gripe H1N1 sobre la economía mexicana, y en particular cuando se le solicitó que comentara el hecho de que los países de la región hubieran impuesto medidas tales como restricciones de vuelos, el Sr. D'Escoto declaró que la situación que estaban viendo en México era, en efecto, muy lamentable. Lo que él había estado leyendo en España era que todo se había exagerado y se había llevado a un nivel escandaloso que perjudicó a sus hermanos/as mexicanos/as, y que el gobierno estaba haciendo lo que podía para manejar la situación. Había hecho un llamamiento a una reunión del Movimiento No Alineado hacia una mayor solidaridad con México. Además, parecería que la situación no era tan seria como había parecido al principio.

Al abordar el tema de los impactos desiguales en determinadas economías, el Sr. Oquist indicó que el borrador del documento final para la próxima conferencia de alto nivel contenía una propuesta para un paquete de estímulo global. Los planes de estímulo nacional eran proteccionismo puro y simple. Si un país desarrollado subsidiaba a sus bancos e industrias financieras por la friolera de varios miles de millones, eso significaba que los países en desarrollo simplemente no podían competir. Esto creó un campo de juego desigual.

SOBERANÍA ALIMENTARIA: UN NUEVO MODELO PARA UN DERECHO HUMANO

DECLARACIÓN DE LA VÍA CAMPESINA Y DE AMIGOS DE LA TIERRA
17ª Sesión de la Comisión de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas
El Relator Especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter, resaltó el 4 de mayo el papel singular que la Comisión de Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas (CSD, por su sigla en inglés) tiene en la actual discusión sobre el futuro del desarrollo agrícola. La afirmación la realizó en una presentación en la 17ª sesión de la Comisión que está centrada en Agricultura, Desarrollo Rural, Tierra, Sequía, Desertificación y África.

De Schutter planteó que para que el desarrollo agrícola sea sustentable debe tener como componente esencial un enfoque de derechos humanos y para ello es necesario transitar el camino hacia un modelo en el cual el derecho a alimentos adecuados sea un derecho humano. Así lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos y lo explicita también el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

La propuesta de De Schutter promueve un modelo que priorice las necesidades de los más vulnerables; que defina sus puntos de referencia no sólo por los niveles de producción alcanzados, sino también por los impactos sobre las diversas maneras de producir alimentos; y en el cual la toma de decisiones se base en mecanismos de participación.

"El aumento de las inversiones en la agricultura, en particular en África, es necesario, pero debe ser pensado seriamente. La experiencia adquirida de la crisis puso de manifiesto que la cuestión clave no es simplemente aumentar los presupuestos asignados a la agricultura, sino más bien, elegir entre diferentes modelos de desarrollo agrícola que pueden tener diversos efectos y beneficiar a distintos grupos de forma diferente", manifestó el Relator ante la CSD.

Ese nuevo modelo debe proteger, promover y garantizar el acceso a la tierra de pequeños agricultores y campesinos. Para ello debe promover la reforma agraria, garantizar el acceso a los recursos productivos y proteger a los pueblos de las adquisiciones transnacionales de tierra a gran escala.

Ese modelo debe poner en práctica alternativas productivas que no contribuyan al cambio climático. "El aumento de la producción agrícola debe ir de la mano con el aumento de los ingresos de los más pobres, especialmente de los pequeños agricultores, y el cambio hacia modos de producción que no contribuyan al cambio climático", señaló De Schutter.

En definitiva, se trata de un modelo que promueva y garantice de manera sustentable el derecho a la alimentación como un derecho de las comunidades a producir alimentos y a definir qué alimentos precisan para consumir. Un modelo abocado a "cómo ayudar al mundo a alimentarse" y no a "cómo alimentar al mundo", agregó.

La hora de las recomendaciones

En sus recomendaciones a la CSD, De Schutter reafirma "la necesidad no sólo de aumentar la producción de alimentos, sino de reorientar los sistemas agro-alimentarios y las normas que influyen en ellos a nivel nacional e internacional, hacia la sustentabilidad y hacia la realización progresiva del derecho a la alimentación".

También recomienda un cambio de paradigma en las ciencias, políticas e instituciones agrarias y la necesidad de anticiparse a los efectos del cambio climático en la agricultura, fomentando la diversidad de sistemas agrícolas capaces de hacer frente a las perturbaciones del clima, incluidos los sistemas agroecológicos.

A su vez, De Schutter convocó a una Cumbre Mundial sobre la Alimentación con un amplio programa que aliente a la comunidad internacional a abordar las causas estructurales de la crisis alimentaria y los vacíos dejados por la fragmentación de la actual gobernanza global. El programa debería incluir, según el Relator, los aspectos relativos a las insuficientes o inadecuadas inversiones en la agricultura, la desregulación de mercados que no garantizan ni la estabilidad ni los precios, la especulación financiera en los mercados de futuros commodities agrícolas, la débil protección de los trabajadores del sector y la búsqueda de una regulación adecuada de la cadena agroalimentaria.

Además, exhortó a la CSD a promover la adopción de estrategias nacionales hacia el derecho a la alimentación, comprehensivas y destinadas a la creación de sistemas agro-alimentarios sustentables, incluyendo las fases de producción, transformación y consumo.

Finalmente, De Schutter hizo hincapié en que la CSD debe contribuir a mejorar el reconocimiento de la comunidad internacional al derecho de acceso a la tierra de los pequeños agricultores. Para ello es imprescindible resaltar el papel esencial de la reforma agraria y adoptar directrices internacionales sobre la compra transnacional a gran escala de tierras, agregó.

Nuestro camino: la soberanía alimentaria

Son muchos los puntos de acuerdo que La Vía Campesina y Amigos de la Tierra Internacional tienen con la presentación de De Schuter.

Coincidimos en defender el derecho de los pueblos a alimentos adecuados, resaltando que ello implica reconocer que estos deben ser suficientes, nutritivos, saludables, producidos en forma ecológica y culturalmente apropiada. Esto además implica el derecho de los campesinos y pequeños agricultores a producir sus alimentos y el de sus comunidades. Campesinos, pequeños agricultores y pescadores artesanales deben desempeñar un papel central en cualquier estrategia dirigida a resolver el problema del hambre y la pobreza.

También acordamos sobe la necesidad de garantizar el derecho de los pueblos al acceso a la tierra y que para ello es central detener el acaparamiento transnacional de predios a gran escala. Nosotros entendemos que las adquisiciones o secuestros de tierras de forma masiva, destinadas a la producción de agrocombustibles, raciones para animales, plantaciones para pulpa de celulosa y papel, así como para proyectos extractivos madereros y mineros, privan a campesinos, pueblos indígenas, pescadores y pequeños agricultores de la posibilidad de acceder a ese recurso productivo. Además, generan peligrosos efectos en el medio ambiente y en la capacidad de las comunidades para garantizarse estilos de vida sustentables. En definitiva, afectan su soberanía alimentaria.

Pero además debe garantizarse el derecho de acceso al agua y reconocerse que los pueblos deben controlar sus territorios. Ésto implica bastante más que la búsqueda de mecanismos que fomenten su participación en la toma de decisiones, significa el control sobre esos procesos.

Asimismo, hacemos acuerdo en promover soluciones que ayuden al mundo a alimentarse a sí mismo, permitiendo a las comunidades producir sus propios alimentos, en lugar de aquellas soluciones que buscan alimentarlo. Y ello es porque defendemos el derecho de los pueblos a definir y controlar sus sistemas alimentarios y de producción de alimentos, locales, nacionales, ecológicos, justos y soberanos. De hecho, eso es soberanía alimentaria: la capacidad de los pueblos de decidir qué producir, cómo y de qué forma comercializarlo.

Esto incluye la necesidad de regulaciones que desmantelen la influencia de las corporaciones cuyo objetivo es "alimentar al mundo" a través de su destructivo modelo de producción industrial.
Igualmente, apoyamos a De Schutter cuando prioriza a los más vulnerables, porque quienes producen y consumen los alimentos deben estar en el centro de las políticas estatales sobre alimentación, y deben tener primacía sobre el comercio y los intereses empresariales, enfatizando a su vez las economías locales y nacionales. De lo que se trata es de privilegiar la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación por sobre los acuerdos de comercio y otros instrumentos políticos y económicos internacionales.

De la misma forma, coincidimos con el Relator en la necesidad de promover modos de producción que no contribuyan al cambio climático. Ello significa entre otras cosas, promover sistemas agroalimentarios menos dependientes de combustibles fósiles, por ende de agroquímicos, maquinarias y por lo tanto libres de organismos genéticamente modificados. Pero además, los alimentos no deben recorrer grandes distancias desde donde son producidos hasta donde son consumidos, por las grandes emisiones contaminantes que esto implica.

Además, queremos resaltar la importancia de las recomendaciones del Informe de la Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD, por su sigla en inglés).

En ese sentido, enfatizamos la necesidad de promover sistemas agro-alimentarios sustentables, tanto en su fase de producción, como en las de transformación y consumo. Nosotros creemos que dicha sustentabilidad radica en la producción agroecológica local y diversificada de los alimentos y en la urgencia de reconvertir positivamente la tierra, pasando de la agricultura industrial intensiva, a gran escala, a sistemas locales/regionales, ecológicamente adecuados y diversos. En el contexto urbano, dicha sustentabilidad significa la posibilidad de comprar ese tipo de alimentos a una red de almacenes y mercados minoristas diversos, que serían puentes entre la gente y sus alimentos que hay que construir, los lazos entre aquellos/as que los producen y quienes los consumen.

A su vez, la sustentabilidad es absolutamente inviable si no se reconoce el derecho de los pueblos a recuperar, defender, reproducir, intercambiar, mejorar y criar sus semillas. Las semillas deben ser patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.

Los actores que se interponen

Claramente hay actores centrales que militan contra la construcción de la soberanía alimentaria, como el modelo de producción liderado por las grandes corporaciones transnacionales y orientado a la exportación.

También son actores centrales de la militancia contra la soberanía alimentaria las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los Bancos regionales de Desarrollo, además de las organizaciones multilaterales que promueven el libre comercio, como la Organización Mundial de Comercio (OMC) y las políticas de Estados Unidos y la Unión Europea.

Sumado a esto, hay una serie de iniciativas que caracterizamos como "falsas soluciones", que también atentan contra la soberanía alimentaria de los pueblos. Entre ellas podemos mencionar los esquemas de certificación que pretenden viabilizar modos de producción intrínsecamente insustentables; los mecanismos que pretenden mercantilizar la naturaleza como los mecanismos de desarrollo limpio del Protocolo de Kioto sobre cambio climático, el comercio de carbono, la Reducción de Emisiones por Deforestación Evitada (REDD, por su sigla en inglés); los mismísimos agrocombustibles y la nueva Revolución Verde que el proyecto Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA, por su sigla en inglés) impulsa en ese continente.

Los pasos a seguir

Es tiempo de defender un modelo de producción y consumo sustentable e igualitario, deteniendo y haciendo retroceder al modelo de producción dirigido por las grandes corporaciones y fomentado y financiado por el BM, el FMI y la OMC, entre otros actores.

Debemos desmantelar el control que las corporaciones tienen sobre nuestros sistemas agroalimentarios.

Es necesario desenmascarar y resistir a las falsas soluciones, por la gran amenaza que representan para la consecución de la soberanía alimentaria de los pueblos.

Tenemos que desenmascarar también y resistir a los falsos promotores del derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria, como el BM, el FMI y la OMC. Han sido sus políticas las que nos han conducido a las crisis actuales, por lo cual estos actores no deben ser parte de la "comunidad internacional" que busque soluciones.

Hacemos un llamado a una defensa colectiva del derecho de los pueblos de acceso a la tierra, las semillas y al agua, así como a impulsar la reforma agraria.

Maria Alejandra Scampini Franco
Women´s Rights Regional Coordinator Americas
Actionaid International

ActionAid is an international anti-poverty agency working in over 40 countries, taking sides with poor people to end poverty and injustice together.