28 de octubre de 2010

Néstor Kirchner: legados y desafíos

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Atilio Boron

ALAI AMLATINA, 18/10/2010.- Es indiscutible que la inesperada y prematura desaparición de Néstor Kirchner tendrá un enorme impacto sobre la vida política argentina. Sucintamente podría decirse, primero, que con él desaparece el político más influyente de la Argentina, el que marcaba la agenda de la discusión pública y el ritmo de la vida política nacional.

Segundo, que durante su gestión como presidente cambió el rumbo por el que venía transitando la Argentina -muy especialmente en materia de derechos humanos y política internacional, pero también con una ejemplar renovación de la Corte Suprema, reparando las vejaciones que en este rubro, como en tantos otros, había cometido el menemismo.

Tercero: desaparece con su muerte el único que reunía las condiciones requeridas para contener, como ningún otro, la compleja y turbulenta realidad del peronismo, cuyas pugnas internas en épocas pasadas sumieron al país en gravísimas crisis institucionales. Este tal vez sea el más serio desafío con el que tendrá que lidiar la presidenta.

Cuarto, su muerte la priva de una compañía irreemplazable: durante décadas Néstor Kirchner no sólo militó codo a codo con ella sino que también fue su consejero, aliado y confidente.

Su desaparición deja un vacío muy grande en la Casa Rosada. Pero, contrariamente a muchas malintencionadas especulaciones expresadas en estas horas, la presidenta es una política hecha y derecha y, además, una mujer de mucho temple y carácter y que seguramente sabrá sobreponerse a su inmenso dolor y honrar la memoria del ex –presidente manteniendo con firmeza en sus manos el timón del Estado y evitando que al interior del PJ se desencadene una feroz pelea por la sucesión.

Nada autoriza a pensar en un paralelismo entre su situación y la de Isabel Martínez de Perón ante la muerte de su esposo, en 1974. Esta no reunía las menores condiciones para gobernar la Argentina, no tenía trayectoria política alguna y el país se hallaba en una situación incomparablemente distinta a la actual, donde la presencia de militares fascistas era el dato más significativo de aquella coyuntura. La de hoy es completamente distinta en todas y cada una de aquellas dimensiones.

De todos modos, para responder a los desafíos del momento Cristina Fernández tendrá que contar con mucho apoyo, reforzar su articulación con las clases y capas populares mediante la rápida implementación de políticas sociales y económicas más efectivas (y, en algunos casos, largamente demoradas) y, sobre todo, mantener a raya a los aparatos que se arrogan una representación popular que en realidad no tienen y que pueden interferir negativamente en el crucial último año de su mandato y en sus perspectivas electorales.

La Argentina se asoma a una nueva etapa signada por la ausencia del ex -presidente: el asesinato de Mariano Ferreyra ya había iniciado este proceso; la muerte de Néstor Kirchner lo acelera y profundiza aún más.

- Dr. Atilio A. Boron (www.atilioboron.com), Director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED) en Buenos Aires, Argentina www.centrocultural.coop/pled

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27 de octubre de 2010

Pan para hoy, incertidumbre mañana

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Raúl Zibechi*

ALAI AMLATINA, 27/10/2010.- La explotación y exportación de recursos primarios o bienes comunes, está permitiendo a los gobiernos de la región atravesar la crisis global sin grandes cataclismos internos, a lo que pueden sumar extensas políticas sociales. Queda en el tintero un amplio debate sobre el modelo extractivo y sus consecuencias a mediano plazo.

El gobierno de Evo Morales consiguió acumular, por vez primera en la historia de Bolivia, reservas internacionales que superan los 9.000 millones de dólares que el próximo año superarán los 10.000 millones. En los últimos 15 años Bolivia casi duplicó el ingreso per cápita pasando de 896 dólares anuales a 1.683 dólares en 2009, aunque esas cifras no contemplan la inflación. Ambos incrementos se deben al impacto de los ingresos que percibe el país por sus exportaciones.

Hace doce años, en 1998, las exportaciones mineras e hidrocarburíferas suponían el 47 por ciento de las exportaciones de Bolivia. Hoy representan el 80 por ciento, según un reciente informe difundido por el CEDLA (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario). Una tendencia no muy diferente a la que se registra en la mayor parte de los países de la región, donde la reprimarización de la producción y las exportaciones viene siendo la norma. Los altos precios de las commodities alientan esta tendencia que, sin embargo, augura problemas para el futuro inmediato.

Neoliberalismo y neocolonialismo


Por extractivismo entendemos la apropiación de los bienes comunes, de modo directo o indirecto, para convertirlos en mercancías. Se trata de una fase diferente del modelo neoliberal luego de la primera etapa anclada en las privatizaciones, la apertura comercial y financiera y la desregulación laboral. Forma parte del proceso de financierización de las economías, toda vez que podemos considerar el extractivismo como un proceso más especulativo que productivo: las inversiones son mínimas y el retorno del capital es tan veloz como sucede en el sistema financiero.

En la producción de soja, y en otros rubros de la agricultura, se alquilan las tierras y las máquinas, de modo que la inversión fija es muy baja en el conjunto del capital movilizado. Pero el retorno se produce en apenas una cosecha, al cabo de la cual el pool de siembra puede emigrar a cualquier otro lugar porque -precisamente- no se ha fijado en ningún espacio físico. Algo similar sucede con la minería, con la peculiaridad de que las ganancias son fabulosas.

Es un modelo excluyente porque no necesita personas. Más aún, las personas son un obstáculo. Mientras el modelo basado en la producción industrial durante la sustitución de importaciones necesitaba trabajadores calificados y gran cantidad de obreros y empleados en la producción y la distribución, y necesitaba a los consumidores de esas mercancías, con el modelo extractivo sucede todo lo contrario: la mecanización hace irrelevante el trabajo humano (la minería tiene un sistema muy similar al de las plataformas petrolíferas con alta rotación de trabajadores especializados que viven muy lejos del lugar de trabajo). Y no hay consumidores, ya que los productos primarios son exportados a países lejanos para alimentar ganado o para ser procesados.

Es un modo de producir mercancías que destruye la naturaleza. “El proceso de privatización y concesiones de lotes petroleros, gasíferos, mineros y forestales, se ha ido profundizando con los últimos tres gobiernos: Fujimori, Toledo y Alan García. Fujimori dejó el 15 por ciento de la Amazonía lotizada y concesionada; Toledo avanzó puntos más y García ha llegado a privatizar el 72 por ciento del territorio amazónico en lotes concesionados y entregados al gran capital transnacional, muchos de los cuales se superponen a las reservas territoriales de pueblos en aislamiento voluntario”, dijo el dirigente indígena peruano Alberto Pizango al cumplirse el primer aniversario de la masacre de Bagua, el pasado 5 de junio.

Pobreza y control territorial


La extracción empobrece a los países productores y enriquece a las multinacionales. Paga impuestos apenas simbólicos y en ocasiones nada, ya que estos emprendimientos suelen implantarse en limbos jurídicos como las zonas francas y aprovechan todas las ventajas que les ofrecen los países propietarios de esas riquezas.

Forma parte de lo que el geógrafo David Harvey ha definido como “acumulación por desposesión” o, si se prefiere, por robo o apropiación. Aún cuando pueda cuestionarse el desarrollismo, el exctractivismo no se inscribe ni siquiera en esa genealogía, ya que se salta el proceso industrializador en los países donde se instala. El reciente informe del Banco Mundial, “Los recursos naturales en América Latina y el Caribe. ¿Más allá de bonanzas y crisis?”, afirma que los países de la región “llegaron a ser de los más prósperos del mundo gracias a la producción de metales precios, azúcar, caucho, granos, café, cobre y petróleo”.

Suena extraño que la expoliación colonial sea leída de ese modo por una institución que pretende orientar las políticas nacionales. Más aún, asegura que “las exportaciones de bienes primarios siempre han activado las economías de la región, llenando las arcas de los gobiernos”, y que América Latina “puede derivar beneficios significativos por ser la mina y el granero” de las economías centrales. Casi un insulto.

Omite, por ejemplo, la creciente militarización de áreas enteras para despejar población molesta para este tipo de acumulación, que tiene en la guerra colombiana su mayor expresión. Los territorios de la guerra son exactamente aquellos donde las multinacionales han puesto sus ojos para apropiarse de los bienes comunes como lo muestran varios estudios. En paralelo, el agronegocio se apropia de millones de hectáreas desplazando a la población campesina productora de alimentos, con lo que la seguridad alimentaria de las naciones de debilita.

En consecuencia, este modelo genera pobreza y exclusión. El economista argentino Claudio Katz recordó un estudio de CEPAL que afirma que en la Argentina el decil más rico tiene un ingreso per cápita mayor que ese mismo sector en los países anglosajones, en tanto la población con menores ingresos es veinte veces más pobre que los estratos más bajos de los países desarrollados.

Debate urgente


Esta etapa del modelo neoliberal está siendo conducida en buena medida por gobiernos progresistas y de izquierda. Desde el lado de quienes defienden los monocultivos, la minería y la explotación de los hidrocarburos pueden aportarse argumentos valiosos para establecer un debate realista sobre los problemas y ventajas del modelo extractivo. Estos emprendimientos aseguran un flujo de caja a los estados para poder cumplir con sus obligaciones, entre las que destacan el pago mensual de salarios y beneficios sociales para los más pobres. Más aún, se podría argumentar que cierto nivel de extractivismo es un “mal necesario” para amasar los excedentes que permitan dar un salto industrialista.

El informe del CEDLA sobre Bolivia señala por lo menos tres debilidades inherentes a este modelo: la volatilidad de los ingresos fiscales por la inestabilidad de los precios internacionales de las commodities; la fragilidad en la ejecución del gasto ya que “la eventual caída de estos ingresos afecta a la ejecución de proyectos estratégicos”; y finalmente que “la creciente explotación de recursos no renovables requiere de fuertes inversiones lo que conduce a que los gobiernos opten por contratan deuda externa a fin de sostener esas inversiones”.

Un problema adicional es que aún no existen actores sociales y políticos poderosos como para presionar para ir más allá del extractivismo. Durante la fase de las privatizaciones existían sujetos que pudieron resistirlas, en particular los sindicatos estatales. Ahora no existen esos sujetos, deben ser construidos en una situación muy compleja: predomina un discurso estatal “progresista” que justifica el extractivismo, pero la mayor parte de la población no puede “ver” el modelo cuyos emprendimientos están en áreas rurales lejanas a las grandes ciudades.

Como mínimo, sería deseable que se instalara un debate público sobre el tema que no se reduzca al porcentaje de impuestos que deben pagar las empresas. Algo se ha avanzado sobre el tema, sobre todo en el costado ambiental. Pero la madeja está lejos de desovillarse: el nudo de la cuestión es cómo transitar de la extracción hacia la producción, no sólo sumando algo de valor agregado (el mal menor) sino estableciendo pautas para un crecimiento autónomo de los precios internacionales, tan caprichosos en sus explosivos aumentos como depredadores en las debacles.

- Raúl Zibechi*, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.


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18 de octubre de 2010

LA VIDA DE CESAR GONZALEZ, LA OBRA DE CAMILO BLAJAQUIS

“Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba”
 
Página 12 - Lunes 18 de octubre

A los 21 años, después de haber estado preso desde los 16 hasta los 20, publicó La venganza del cordero atado, su primer libro de poemas. “Aparte de excluirte económicamente, te excluyen cultural y simbólicamente”, subraya. 
César González se puso Camilo en homenaje a Cienfuegos y Blajaquis por el militante peronista de ¿Quién mató a Rosendo? 

Por Silvina Friera

El aire se espesa en Morón. Se presiente la lluvia, el ataque de las gotas, como en uno de los poemas de Camilo Blajaquis, el seudónimo que eligió César González para escupir su dolor, su verdad, su poesía, cuando renació dentro de una cárcel. “¡Letras, máscara de mi herida! / Aliéntame esta tarde / que si no escribo soy piedra / y vuelvo a ser tan sólo un expediente/”, se lee en su primer libro, de título ricotero, La venganza del cordero atado (Ediciones Continente), con ilustración de Rocambole y prólogo de Luis Mattini. Dos trozos de carbón que arden; llamitas intrépidas lanzadas del presente hacia el futuro. Los ojos de César experimentan con la pequeña porción del horizonte que se deja ver desde la ventana de “Dallas”, un bar “cero burgués” –lo define—, un lugar de laburantes donde el joven juega de local desde febrero pasado, cuando salió en libertad. Su mirada se embarca en un mar de proyectos: otro libro de poemas más, el crecimiento de la revista que edita, ¿Todo piola? (ver aparte), la carrera de letras que cursa en la UBA. “Me lo bajo en un toque”, dice por el sándwich de pan francés que le acaba de servir Ubaldo Collado, dueño y mozo, sufrido hincha de Racing. Como César. Si la lluvia es el momento en que el cielo y la tierra tienen un orgasmo –como escribió en otro poema–, habrá que esperar ese encuentro. El sol empuja en cámara lenta a las nubes. “Algo le debo a mi sangre toba. Te dije que se estaba yendo la tormenta –se entusiasma, mientras comprueba que se cumple su pronóstico–; nunca le hagas caso al servicio meteorológico. Las culturas originarias de este continente miran el cielo y saben cuándo va a llover. Ahora tenemos todas las tecnologías. Y ni así le pegan.”

En menos de un minuto, César devora el sándwich. “¿Qué hacés, caradura?”, dice y saluda a Lucho, el padre de un compañero de la calle, cuando César andaba en la calle, unos seis años atrás que parecen prehistóricos. “En el barrio siempre es así, se acercan a saludarme.” El barrio es la villa Carlos Gardel, “panorama de vida que siempre tiene olor a celda, a plomo, a trabajo en negro o en gris o a traje de encargado de limpieza”, dice en el poema dedicado a ese lugar en el mundo donde nació –hace 21 años– y creció a los porrazos. Donde vive y da talleres literarios para rescatar a los pibes de un “infierno anunciado”. “No es que me levanté un día o manejé en mi cabeza, en algún momento, la idea de escribir un libro –cuenta César–. La venganza del cordero atado es un rejunte de los poemas que escribí, tan simple como eso.” Lo que no es tan simple es dónde los escribió, en institutos de menores, en la cárcel, bajo el seudónimo de Camilo Blajaquis: Camilo en homenaje al comandante Cienfuegos –uno de los líderes de la Revolución Cubana–, Blajaquis por el militante peronista asesinado en la pizzería La Real, relatado por Rodolfo Walsh en ¿Quién mató a Rosendo?

“Mi cabeza empezó a cambiar, a incorporar cosas nuevas; todo un mundo que no conocía hasta antes de caer preso, cuando me di cuenta de todo lo que se le oculta a un joven que le toca nacer en un barrio de clase baja, en una condición pobre y humilde como en la que nací. Aparte de excluirte económicamente, te excluyen cultural y simbólicamente. Te excluyen porque sos el negro de una villa, el negro de mierda, vas a ser chorro, obrero y nada más. El sistema te excluye y es mucho más cruel de lo que uno cree –repasa su aprendizaje–. Lo que juega es una exclusión simbólica: el de la villa es un ignorante, es un posible delincuente.” César subraya que el primer acto de su renacimiento, antes de la escritura, no fue la lectura –los libros que unas manos de mago, literalmente, acercaron a sus ojos– sino la libertad que le dio pensar. “Empecé a usar esto que tengo acá arriba –dice con el dedo índice en la sien– para algo productivo, para algo que me diera vida, que me diera fuerza. Y digo vida porque estaba muerto en vida: 16 años, seis balazos de la policía, me quedaban cinco años de cárcel; ingresé a un instituto con los clavos en las piernas, en muletas, pesando 50 kilos. Realmente estaba muerto.”

La realidad es que estaba preso –muerto en vida– en 2005. El camino de regreso a la vida tiene un nombre: Patricio “Merok” Montesano, un amigo que le acercó los libros, “un vago que daba taller de magia voluntariamente dentro de la cárcel”. “Nos trataba bien, no venía desde un lugar de profesor, ‘a ustedes, negritos, les vengo a enseñar cómo es la vida’, que es muchas veces la postura de los talleristas en la cárcel. El nos trataba como personas, no como monstruos. Nos enseñaba un truco de magia y nos hablaba de Walsh, de Cooke, del Che, de lo que pasó en los ’70. Nos hablaba de arte, de poesía, de cultura –enumera ese torbellino de novedades que lo asaltaron–. Al principio no le di mucha importancia, ‘este loco de mierda, qué me importa lo que dice, si total a mí me quedan un montón de años’. Pero venía en serio, con pureza, para ayudar.” El mago vaya si ayudó. Le prestó De Ernesto al Che, de Calica Ferrer. “Antes de ese libro yo no sabía, por ejemplo, que el Che era argentino, ni qué había hecho, ni cuáles eran sus ideales, ni por qué luchó –reconoce César–. Ese libro me sirvió para darme cuenta de que uno puede hacer un click en la vida, como lo hizo el Che. Y comenzaron las preguntas, aparecieron los porqué: por qué nací en una villa, por qué tuve que ser pobre, por qué tuve que nacer en un contexto de mierda, por qué tuve que saber a los 7, 8 años que existe la cocaína, el porro y que vivo en un barrio donde eso es frecuente y la cultura es ésa.”
La seguidilla de preguntas productivas se multiplicaban; estaba encerrado, pero no anestesiado. No sabía qué esperaba, pero algo llegaría. “¿Hubiese terminado en una celda si no hubiese nacido en una villa? Si nueve de cada diez de los que estábamos en la cárcel éramos de una villa. ¿Qué hubiese pasado si hubiese nacido en otro contexto? Realmente no sé, pero considero que en la cárcel no hubiese terminado con 16 años, baleado, adicto a las drogas como era. Se cayó la venda de mis ojos con mucha rabia. No quería darle el gusto al sistema, a la sociedad, que quiere que terminemos en la cárcel. Y fue una ruptura.”

–Y la rabia lo llevó a la lectura...

–Sí, a leer, a informarme, a llenarme de argumentos. Fue un renacimiento; el concepto de renacimiento en la historia de la humanidad es salir de la oscuridad de la Edad Media, de las tinieblas del oscurantismo. De repente aparecen Galileo, Da Vinci, Copérnico, otra corriente de filosofía con Descartes, los inventores, los pintores. Mi renacimiento fue gracias a la cultura. ¿Sabés por qué hablo de rabia?

–No.

–Porque no es lo mismo que alguien de clase media piense a que lo haga un pibe de clase baja. Si el de clase baja tiene conciencia de clase, la potencia que tiene ese pensamiento es mucho más explosiva que la de la clase media, en el sentido de rebelarte. Fue lo que me pasó a mí: tener conciencia de clase, pero no haciendo una separación porque yo soy de abajo, pero no quiero que se muera el de arriba. No. Yo pensaba todo esto, pero seguía dentro de una celda. No sabía que el día de mañana iba a publicar un libro, a hacer una revista...

–Tocó fondo: o se hundía del todo o flotaba y salía a la superficie, que es lo que hizo.

–Exactamente, pero una vez que llegué a flotar, había que remar porque estaba en el medio del mar y no había remos. Había que remar y no había balsa, había que remar y no había isla para naufragar. Me pegaron en la cárcel por leer, por escribir, por pensar, paradójicamente. La sociedad dice que en la cárcel estamos mejor, que los derechos humanos son sólo para los chorros... y uno escucha todo ese discurso de que nos gusta esa vida en la cárcel, que no hacemos nada. A mí no me gustaba esa vida y decidí hacer otra cosa: leer, terminar el secundario, recibirme. Pero no recibí un abrazo de la sociedad; recibí piñas, me quebraron los tobillos, me rompieron un diente; sufrí miles de requisas por leer y escribir. Me di cuenta de que la sociedad prefiere que los pibes roben, que se droguen antes que accionen y piensen. Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba. Cuando un pibe en este país pensó y accionó, lo torturaron, lo masacraron y no apareció más.

–En un poema se lee que una psicóloga dijo que no podía ser escritor. ¿Fue así?

–“Y esa piña duele más que la del guardia”... puse en ese poema. Siempre recuerdo el día que escribí mi primer poema y se lo llevé a una psicóloga que tenía en el Instituto Belgrano. Lo había escrito la noche anterior después de leer una crónica de Arlt en Aguafuertes porteñas que me había gustado mucho. Seguramente estaría lleno de limitaciones; al principio escribía con rima, no podía escaparle a eso (risas). Había sentido un vómito que me daba libertad. Algo se había desatado, el candado se había quebrado cuando escribí ese poema. No es una figura menor el psicólogo dentro de la cárcel; es el juez cotidiano de tu vida. Yo le llevaba un poema que me había hecho sentir persona... Yo me odié mucho tiempo, pero llegó un momento en que ese odio lo transformaba en violencia o en poesía. La psicóloga dejó el papel a un costado y me dijo: “Muy lindo esto, pero cuando salgas tenés que trabajar. Vos cometiste un delito, tenés que resarcir a la sociedad y la única forma es que te rompas el lomo trabajando. Con esto –por el poema– no resarcís el daño. Esto puede ser muy lindo, un pasatiempo, pero tenés que trabajar. A ver si se te mete en la cabeza...”. Y no fue una mala experiencia como argumentan algunos psicólogos para que me quede tranquilo. ¡Las pelotas fue una mala experiencia! Tuve doce psicólogos diferentes y todos me dijeron lo mismo. Ninguno me leyó un poema. Yo necesitaba que alguien lo leyera, que me dijera: “Está feo, pero vas bien”. Era un acontecimiento para mí, pero me lo negaban, lo reprimían. Cuando se lo di a Patricio, me dijo: “¿Es la primera ves que escribís? Seguí, probá, no está nada mal”. Y me trajo libros de poesía. ¿Te das cuenta la función de uno y otro? Uno estaba para ayudar, los psicólogos para reprimir.

–¿Por qué dice en un poema que “aunque no parezca soy poeta, soy un optimista”?

–Ese poema es una trompada tras otra, pero lo escribí en otro momento. Eso fue hace tres años, cuando pensaba que la política eran los políticos, pero ahora sé que es una herramienta. Si los políticos en nombre de la política hicieron desastres, la palabra no tiene la culpa. Hay optimismo en el escenario político argentino y hasta noto cierta alegría. La naturaleza de los barrios bajos es el peronismo obrero. No puedo desconocer eso; y con más facilidad me doy cuenta de que este gobierno se corresponde con esa naturaleza, que este gobierno está relacionado directamente con los intereses populares y me siento identificado. Yo viví en una casa de material y chapa toda la vida. Hoy tenemos una casa digna con calefón, cocina y agua caliente. Pero tampoco me encierro en una etiqueta ideológica. Soy peronista, pero lo que menos me gusta del peronismo es Perón. Para mí el peronismo es una esencia colectiva; por eso me siento identificado con esa subjetividad colectiva que resistió 18 años. Soy eso, pero también marxista y me gusta la filosofía, el rock y el reggae. Decir “soy esto” es autolimitarse, autoexcluirse. Yo quiero seguir creciendo y seguir siendo cada vez más cosas.

–¿Qué pasó con su lenguaje cuando salió de la cárcel? ¿Cambió?

–Sí, empecé la facultad, estoy en nuevos ambientes con gente que habla diferente. Pero el lenguaje es muy amplio; en mi barrio si tengo que hablar con los pibes, hablo así también. Soy así siempre, pero tampoco en exceso porque si me hago el académico me van a decir: “¿Qué estás hablando, gil?” (risas). Pero no me gusta el estereotipo y simular que soy villero y tener que comerme las eses y decir: “Ey, guacho”. Ya venía incorporando nuevas palabras a mi vocabulario desde la lectura. ¿Vos te pensás que hablaba así cuando caí en cana? Usaba la misma cantidad de palabras para hablar siempre de lo mismo: a quién le choreamos, cuánto hiciste, cuánta merca compramos, anda la yuta... No salía de ahí. Ahora no tengo odio, y eso que me sobraban los argumentos para odiar, para salir de la cárcel con ganas de matar. Sigo escribiendo poesía, estoy preparando mi segundo libro. Necesito escribir como el adicto necesita de su dosis. Mi dosis es escribir porque me corre la poesía por las venas. Y que por mis venas corra poesía es lo que me hace también experimentar una sobredosis de esperanza.

14 de octubre de 2010

Congreso de la CLOC en momento clave del continente

Evo y Correa asistieron a inauguración del evento

Servicio Informativo "ALAI-AMLATINA"
Eduardo Tamayo G.

ALAI AMLATINA, 13/10/10.- Con la asistencia de los presidentes Evo Morales de Bolivia y Rafael Correa de Ecuador se inauguró este 12 de octubre en Quito el V Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina) que se prolongará hasta el 16 de octubre.

Por la mañana una nutrida manifestación multicolor recorrió las calles coloniales de la ciudad de Quito destacando la participación de los delegados y delegadas al Congreso de la CLOC, así como delegaciones del IV Foro Mundial de las Migraciones que también se llevó a cabo en Quito y del Grito de los Excluidos.

El acto de inauguración del Congreso de la CLOC, realizado en el coliseo de la Universidad Central del Ecuador, se constituyó en un acto político en la medida en que el movimiento campesino latinoamericano dio un espaldarazo al régimen democrático ecuatoriano que el pasado 30 de septiembre sufrió un fuerte sobresalto por una asonada policial que fracasó pero que puso en riesgo la vida del presidente Rafael Correa.

Los voceros de la CLOC, el ecuatoriano Luis Andrango y la chilena Francisca Rodríguez, expresaron algunas de las principales demandas del movimiento campesino que se pueden sintetizar en impulsar la reforma agraria integral para hacer realidad el principio del Sumak Kausay (buen vivir); rechazo al modelo industrial de agricultura manejado por unas pocas transnacionales que promueven el uso de transgénicos, monocultivos y agrotóxicos; impulso de la agricultura campesina como la mejor forma de fortalecer la soberanía alimentaria y combatir el cambio climático; repudio a la criminalización de las luchas sociales; apoyo a los procesos de transformación política y social propuestos por los gobiernos progresistas; participación democrática con autonomía e impulsar las reivindicaciones y las luchas de las mujeres rompiendo la lógica perversa del machismo y el patriarcado.

Ante un millar de delegados y delegados del continente, el Presidente boliviano Evo Morales, quien es uno de los fundadores de la CLOC-Vía Campesina, recordó que esta organización, que se funda en Lima, Perú, en 1994, es resultado de la campaña 500 años de resistencia indígena, negra y popular que se desarrolló a principios de la década de los 90 del siglo pasado. En esa época la consigna del movimiento campesino era “de la resistencia a la toma del poder", pero ahora se puede decir “en Bolivia, misión cumplida", dijo Morales.

Morales también manifestó su solidaridad con el gobierno de Rafael Correa y la revolución ciudadana y repudió el intento golpista en el Ecuador señalando que este “viene de Estados Unidos, del imperialismo y el capitalismo”. También recordó que desde el 2002 hasta el 2010 hubo cuatro intentos de golpe en el continente: en 2002 en Venezuela, en 2008 en Bolivia, en 2009 en Honduras y en 2010 en Ecuador. Señaló que el intervencionismo de Estados Unidos se realiza so pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo y se materializa en los ejercicios militares conjuntos y en la formación de los policías. Hizo un llamado a las fuerzas armadas latinoamericanas a dejar de someterse al imperialismo, a no concurrir a los ejercicios militares conjuntos y a crear en América del Sur una escuela de formación militar para que defienda la democracia y la soberanía.

El presidente Correa, por su lado, dijo que luego del intento de golpe de Estado se radicalizará la revolución ciudadana y parte de esa radicalización será la política agraria en función de los más pobres. Dijo que en el Ecuador no se necesita una reforma agraria sino una revolución agraria.

“Tenemos (los) indicadores más inequitativos del mundo en cuanto a distribución de tierra, injusticias ancestrales, nuestros pueblos originarios sobre todo en la sierra central están en las peores tierras, desplazados a 3500 metros de altura, en tierras erosionadas, con pendientes, con bajísima productividad, eso no hace mas que incrementar los procesos de exclusión. Hemos hecho todo lo posible pero no todo lo que hemos querido, nos hace falta mucho por hacer en el campo. Se había previsto entregar 200.000 hectáreas pertenecientes al Estado y apenas se han entregado el 10 por ciento”, indicó Correa.

Proceso organizativo

Rafael Alegría, dirigente de la comisión internacional de Vía Campesina, manifestó que este quinto Congreso de la CLOC representa la consolidación de los movimientos indígenas, campesinos y comunales, de lo que se podría “llamar el ruralismo en América Latina, que, como producto del modelo neoliberal estaba bastante golpeado pero ahora es el momento de relanzar y refundar todos los movimientos sociales en América Latina”.

El V Congreso de la CLOC-Vía Campesina constituye la culminación de un proceso de más de un año en el que se han realizado pre-congresos en la región andina, el Caribe, Centroamérica, Cono Sur y la región norte. Previo al quinto Congreso se realizó la III Asamblea de Jóvenes y la IV Asamblea de Mujeres. En estos foros se han debatido los temas agrarios y organizativos para fortalecer el posicionamiento político del movimiento campesino en el continente.

“En el contexto que vive América Latina es muy importante fortalecer los procesos de organización y la articulación de propuestas, porque necesitamos posesionarnos en los procesos políticos y democráticos en una lucha tremenda contra los grupos de poder”, señaló Rafael Alegría.

El dirigente campesino agregó que: “Estamos en un momento de lucha de clases claramente definido en el continente, hay una defensa inclaudicable de los recursos naturales, de los bienes, como la tierra, el agua, las semillas, los bosques, y por otro lado esta la embestida de las empresas transnacionales por apoderarse de estos recursos”.

Finalmente, Alegría manifestó que “las elites y los grupos golpistas del continente pretenden arrebatar los procesos democráticos. El golpe en Honduras fue como un laboratorio para ver cómo reacciona el pueblo de Honduras y también los pueblos de América Latina; para nosotros la intentona golpista en Ecuador es parte de una estrategia diseñada por los grupos oligárquicos y el Departamento de Estado, el Pentágono y todas esas fuerzas para irnos derrotando, pero ahora en nuestros pueblos se cayeron las máscaras y hay procesos de concienciación; en Honduras estuvimos 6 meses en las calles, miles de personas, y ahora estamos por una Constituyente democrática, participativa; es el momento de luchar por la refundación de los Estados con la ventaja de que ahora podemos hacer alianzas con los gobiernos y en este contexto es el momento de fortalecer estas luchas y estos movimientos”.

11 de octubre de 2010

DECLARACIÓN DE QUITO 11 DE OCTUBRE

En Quito, Ecuador, tuvo lugar el IV Foro Social Mundial de las Migraciones del 8 al 12 de octubre. El día 11, se publicó la Declaración de la Asamblea de los Movimientos Sociales, que se puede leer en la página web del FSMM 2010
  • Crisis global y flujos migratorios
  • Diversidad, convivencia y transformaciones socio-culturales
  • Nuevas formas de esclavitud, explotación humana y servidumbre
  • Propuestas, demandas y desafíos
POR UN MUNDO CON DERECHOS, PARA TODAS LAS PERSONAS, EN TODO LUGAR Y EN TODO MOMENTO.... DERRUMBANDO EL MODELO, CONSTRUYENDO ACTORES.

7 de octubre de 2010

LOS POBRES, AL CUARTEL

Por Norberto Alayón*

Nota publicada en el Diario "Página 12" - Buenos Aires - Octubre 4 de 2010 - página 19
 
El Senado dio media sanción a un proyecto denominado Servicio Cívico Voluntario, con 33 votos a favor, 31 en contra, 2 abstenciones y 5 ausencias. La propuesta, apoyada por la oposición y el pleno respaldo del Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, está dirigida a jóvenes de entre 14 y 24 años que no estudian ni trabajan, a quienes se les “proporcionará cursos de formación teórico-práctica en temas de defensa civil y capacitación técnica de oficios”. El entrenamiento “se desarrollará en instalaciones de las Fuerzas Armadas”, recibiendo los alumnos “alimentación y vestimenta”, además de “alojamiento en la unidad que se afecte al Servicio”. Se puntualiza expresamente que los participantes “deberán respetar los reglamentos de las Fuerzas Armadas, referidos a normas de convivencia”. El primer objetivo, que consta en el artículo 2º del proyecto aprobado, es “otorgar espacios de contención a jóvenes en situación de riesgo”.

¿Por qué a los mentores de esta iniciativa, pensar en “espacios de contención” para adolescentes y jóvenes en “situación de riesgo” (en condiciones de pobreza y desprotección, habría que precisar) los lleva a pensar en los cuarteles? ¿Desde cuándo los cuarteles son espacios de contención? O habría que preguntarse a qué contención se refiere la norma o en qué pensaron sus autores. ¿Acaso aspiran a una suerte de intento de revitalización directa o subliminal del felizmente fenecido Servicio Militar Obligatorio? Hasta el propio Ejército rechazó el proyecto, que ahora deberá ser tratado por la Cámara de Diputados.

El mismo día que se aprobó este proyecto de ley en el Senado, el Vicepresidente Cobos publicó un artículo de enfático apoyo, titulado “Un desafío para la sociedad”, en un centenario matutino de la ciudad de Buenos Aires. Y un agudo y prehistórico lector, de esos que envían comentarios a los diarios, develó la verdadera y profunda esencia punitiva de esta iniciativa. Le escribió un mensaje de marcado respaldo a Cobos por su nota, finalizando con este ilustrativo párrafo: “Y no tenga miedo de incluir a las Fuerzas Armadas en planes educativos: no sólo los vacunos necesitan bretes”.

Rápidamente se entiende el significado de brete, pero puede resultar útil repasar algunas de las acepciones que figuran en los diccionarios: “en las estancias y mataderos, sitio cerrado con fuertes maderos, para marcar en ellos las bestias o matarlas”; “cepo o prisión estrecha de hierro”.

¿Cuánto de control, de disciplinamiento, de vigilancia, de reforzamiento de la desigualdad, de discriminación, de estigmatización hacia esos jóvenes pobres contiene esta aparentemente beatífica propuesta?

El funcionamiento social empuja y condena a millones de jóvenes a la marginalidad y a la exclusión, y luego aparecen algunos presuntos redentores (con mayor gravedad en este caso, por tratarse de 33 Senadores de la Nación) que proponen “recuperarlos” y “reinsertarlos” a través del confinamiento en los cuarteles militares.  La democracia debe garantizar -y está en condiciones de hacerlo- que las políticas públicas dirigidas a los sectores vulnerados y vulnerables se canalicen a través de las instituciones oficiales y comunitarias pertinentes del campo de lo social, evitando el enmascaramiento de pretendidas “medidas de seguridad“, como si se trataran de políticas sociales inclusivas. Y sobre todo, debería garantizar que las instituciones en las que los jóvenes universalmente se forman y educan (la escuela, en primer lugar) sean las que los incluya y contenga.

Una vez más se intenta, por medio de este proyecto de ley, cristalizar la existencia de sociedades duales, convalidar la diferenciación social y vigilar y controlar a los pobres, en vez de apuntar a trabajar sobre las causas más profundas de la pobreza.

En suma, para los jóvenes pobres el disciplinamiento cuartelario y para los jóvenes pudientes los colegios y las universidades privadas.

* Trabajador Social - Profesor Titular (Facultad de Ciencias Sociales-UBA)