31 de marzo de 2010

Cumbre G20

Hacía un Foro de líderes mundiales que promueve une gobernanza mundial democrática y una recuperación económica equitativa y sostenible

Enunciado de la sociedad civil internacional
antes de la apertura de la Cumbre 2010 de los líderes del G20 en Toronto


Sumario:
El mundo necesita urgentemente tomar las decisiones democráticas mundiales para poner el sistema financiero y económico al servicio de la equidad, de la justicia social y económica, de los derechos humanos y de un medio ambiente sostenible. Un Foro que sea reconocido por todos como legítimo y creíble será mucho más eficiente para tratar los problemas mundiales críticos.

En ese espíritu, el G20 puede solamente constituir la primera medida. Para lograr un objetivo más amplio de gobernanza democrática, un G20 tipo de Foro de Líderes mundiales tendrá que incluir la participación de los países de bajo ingreso. La inclusión inmediata de la Unión Africana, seguida quizás por otros organismos regionales, sería un paso más adelante hacia un sistema más inclusivo basado sobre agrupamientos. Tendrá que respetar los principios democráticos de inclusión, representación, transparencia y rendición de cuentas, y también tendrá que indicar claramente las vías necesarias para quedarse a la escucha de la voz de los ciudadanos. A largo plazo, es menester que la transición de un tal foro hacia el proceso de una cumbre democrática de los líderes mundiales se efectúe dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas.

Contexto:

El mundo ha sido maltratado por una serie de crisis interdependientes y continuas: la crisis alimentaria, la crisis del petróleo, la crisis financiera, y la crisis del cambio climático. Esas crisis han puesto en evidencia los puntos vulnerables y los desequilibrios profundamente enraizados en el sistema financiero mundial y en su gobernanza, y han llevado a los necesarios esfuerzos para emprender la reforma de la arquitectura financiera internacional existente.

Esos últimos años, numerosas entidades han subrayado la necesidad de tener un nuevo foro multilateral de líderes para ayudar a gobernar la economía mundial, poniendo de relieve los fallos de las estructuras existentes. En repuesta a las dimensiones globales de la crisis actual así que a la creciente importancia de varias economías emergentes, el G8 ha sido transformado en G20 y se ha autoproclamado como el «foro principal para una cooperación económica internacional». Desde 2008, tres encuentros han tenido lugar a nivel de jefes de Estado para discutir de las reformas del sistema económico mundial.

Comparado con el G8, esa mayor diversidad de los miembros del G20 agrupa el 65 % de la población mundial y el 85 % del Producto Interno Bruto mundial. Sin embargo, el G20 se queda un organismo autoseleccionado que no tiene otro mandato que el suyo propio en lo que se refiere a la economía mundial o a cualquier otra cuestión. El G20 excluye todos los países de bajo ingreso. En efecto, más de 170 países miembros de la ONU, de los cuales muchos sufren de repercusiones desproporcionadas debidas a la crisis, no están para nada representados.

En lugar de traer soluciones para la economía mundial y estimular una recuperación inclusiva y sostenible como lo habían prometido, los líderes del G20 han preferido inyectar 1100 millares de dólares en esas mismas instituciones que, por sus políticas comercial, financiera y económica, habían ya exacerbado los impactos de la crisis, su rapidez y su amplitud. Las reformas han sido superficiales y todos los cambios de orientación del paradigma económico actual parecen estar más temporarios que efectuados a largo plazo.

Las reformas de gobernanza mundial deben hacerse conjuntamente con un paradigma económico que promueve a escala mundial la equidad, la justicia y un medio ambiente sostenible, en el cual los gobiernos cumplen sus obligaciones en materia de derechos humanos y los ciudadanos pueden reivindicar sus derechos.


Para que un grupo de líderes pueda trabajar de una manera eficiente en su forma y de une manera responsable en su función, tiene que respetar los principios democráticos de inclusión, representación, transparencia y rendición de cuentas, y también indicar claramente las vías necesarias para quedarse a la escucha de la voz de los ciudadanos. Un tal foro tiene que ser flexible y razonable en cuanto al nombre de miembros, mientras se asegura de poder demostrar su liderazgo político frente a los desafíos mundiales. Sus políticas deben a la vez proteger los intereses de la comunidad mundial en general y tener en cuenta la diversidad de los países en particular. En definitiva, la constitución de un foro internacional de líderes tiene que hacerse dentro del contexto donde sea reforzado el multilateralismo en general, y el papel de las Naciones Unidas en particular.

El año 2010 da la oportunidad de asegurarse que las Cumbres del G20 de Toronto y Seúl representen una fuerza para los cambios democráticos sostenibles en lo que es el modo de gestión mundial. Las organizaciones abajo firmantes del mundo entero, apelan a todos los gobiernos para adherirse a los principios y referencias clave, remodelar un nuevo multilateralismo y elevar un foro de líderes verdaderamente mundial.

Etapas clave de un foro de líderes para una cooperación internacional más democrática:

1) Inclusivo de los países más pobres, empezando con la Unión africana. Existe una gran diversidad entre los países en vías de desarrollo. Brasil, India, China y África del Sur son nuevos actores importantes, pero no se puede esperar que hablen eficientemente de los intereses de los países subsaharianos, de los países de bajo ingreso o de los países en desarrollo menos avanzados en otras regiones. La recuperación en estos países necesita estrategias distintas que reflejen sus realidades específicas. Esas últimas incluyen deudas elevadas, una gama estrecha de productos a la exportación, industrias básicas más flojas, una población rural importante, el desafío grave de las enfermedades, más dependencia de la ayuda oficial al desarrollo y conflictos internos recurrentes. Mientras esos países no se encuentren alrededor de la mesa, los problemas y las soluciones que serán discutidos no podrán responder a sus necesidades y les faltara credibilidad. Invitar a la Unión Africana a las Cumbres del G20, en calidad de participante y no en calidad de observador, tiene que ser la primera medida en 2010. Poco a poco, la representación de los países en desarrollo menos avanzados tendrá que intensificarse.

2) Representativo en lo tocante a la composición. Aunque pueda ser limitado en nombre de miembros, un foro de líderes mundiales, para ser representativo, tiene que ser legítimo y creíble. Las diferentes regiones tienen que comprometerse a través de un sistema de agrupamientos representativos donde la toma de decisiones se hace por consenso, de una forma similar a las practicas de otras instituciones internacionales, pero con la diferencia esencial que los países estén libres de escoger a sus propios grupos. La presidencia de cada agrupamiento tendría que efectuarse por rotación sobre una base periódica.

3) Transparente y responsabilizado.
Mientras el G8 empezó a confrontar modestamente los desafíos de la transparencia y de la rendición de cuentas respeto a las decisiones tomadas (a través de la publicación pendiente de un más amplio Marco de Rendición de cuentas hacía una mejor transparencia del G8), el centro del poder se ha desplazado hacia una institución que es todavía menos transparente y responsable. A corto plazo, el G20 debe poner en marcha medidas que palien a las deficiencias, extendiendo el Marco de Rendición de cuentas para todos los compromisos del G20, con el apoyo de « grupos de expertos » habilitados para solicitar y recibir informes externos. El G20 y sus grupos de expertos tendrían que asegurar una mayor transparencia, estableciendo calendarios de encuentros, listas de participantes y expertos, órdenes del día y documentos de información y poniéndolos a la disposición del público sobre los sitios de Internet. Un informe de responsabilización con referencia a la labor de los grupos de expertos tendría que estar a la disposición del público 30 días antes de la Cumbre anual del G20.

4) Reforzando del papel de la ONU.
El G20 necesita posicionarse como un foro que reconoce y refuerza el papel de la ONU. La cumbre de los líderes tendría que hacer parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas. Recientemente, la Comisión de Expertos sobre el sistema financiero y monetario internacional de la ONU ha solicitado el establecimiento de un Consejo económico mundial de Coordinación dentro de la ONU que podría servir como modelo. Ese Consejo podría entonces reunirse cada año a nivel de jefes de Estado para evaluar los progresos, ofrecer su liderazgo sobre cuestiones económicas, sociales y medioambientales, así como contribuir en asegurar la coherencia y la coordinación de los objetivos estratégicos de todas las mayores organizaciones internacionales. A medio plazo, ese foro podría reemplazar las medidas ad hoc propuestas más arriba.

5) Abierto a la sociedad civil. La influencia de los actores no gubernamentales va creciendo en los procesos internacionales. Las criticas y las proposiciones de la sociedad civil han afectado positivamente la comprensión de los gobiernos con respeto a los problemas, programas de políticas y métodos de trabajo. La institucionalización de la evolución de las mejores practicas de dialogo del actual «G8 civil» dentro del G20, así que alentar a los grupos de expertos descritos arriba a solicitar y recibir propuestas oficiales de la sociedad civil con vistas a ser examinadas por el G20, serian importantes etapas hacia el progreso. Los gobiernos y los parlamentos del G20 tendrían también que comprometerse claramente en planificar consultaciones efectivas con la sociedad civil antes y entre la cumbres.

Si los líderes no consiguen tomar ese viraje, le faltará al mundo el foro eficiente de líderes que él necesita para encarar la actual crisis y evitar crisis futuras.



Primeros signatarios:

Internacional
ActionAid International
CIVICUS
Confederación Sindical Internacional
Global Call to Action Against Poverty (GCAP)
Third World Network

Regional

Arab NGO Network for Development
European Network on Debt and Development, Europa

Nacional

Australian Council for International Development, Australia
BOND, Reino Unido
Both ENDS, Holanda
Bretton Woods Project, Reino Unido
Canadian Council for International Co-operation, Canadá
CRBM, Italia
Halifax Initiative Coalition, Canadá
Global Financial Integrity, Estados Unidos
Institute for Policy Studies, Global Economy Project, Estados Unidos
InterAction, Estados Unidos
International NGO Forum on Indonesian Development (INFID), Indonesia
Jubilee Australia, Australia
Jubilee Debt Campaign, Reino Unido

22 de marzo de 2010

Bicentenario sin hambre

Por Víctor De Gennaro
para Agencia Pelota de Trapo (APe)
El 22 de julio de 2009

El hambre está planificado con todas sus consecuencias. Por eso eliminarlo es la prioridad de las prioridades. Comenzar un Bicentenario sin Hambre. Esa es la medida no sólo de nuestro patriotismo, sino también la de nuestros sueños.


Estamos viviendo los prolegómenos del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Se alzan distintas voces y propuestas para enmarcar los objetivos fundamentales de aquel acontecimiento. Una y otra vez nos sacuden con frases altisonantes y enfervorizadas intentando sacarnos lo mejor de nuestro patriotismo, tratando de sintetizar en alguna consigna la causa esencial de la Patria.

Debo confesar que por más vueltas y vueltas que le de a esta cuestión en mi pensamiento, sólo me conmueve la idea fuerza que nos permita disputar el futuro. Y no habrá futuro si no entendemos la existencia de la Patria misma en la vida de nuestros pibes.

Millones de chicos viven en la pobreza y miles de ellos mueren de hambre por año en un país donde sobre comida, y no sólo constituye una inmoralidad, una irracionalidad, sino que es la causa del enriquecimiento de pocos y la sumisión de muchos.

Esa catástrofe social se suma a la larga lista de niños mutilados por la secuelas de la desnutrición, el paco, o la aplicación sistemática del gatillo fácil, entre otros tantos y sofisticados métodos de dominación, perpetrados desde el poder para seguir apropiándose de todos los bienes naturales que insaciablemente e impunemente saquean desde hace más de quinientos años.

Por eso, y después de definir que el hambre es un crimen como la prioridad de las prioridades determinadas en el Encuentro Nacional hacia una Constituyente Social en la Argentina celebrado en Jujuy el 24 y 25 de octubre de 2008, compromiso refrendado el último 12 de diciembre cuando llenamos la Plaza de Mayo para abrazar a los Chicos del Pueblo, sólo me surge una consigna que sintetiza en su exacta dimensión lo que tenemos que hacer para rendir culto a los pioneros de la Patria: Bicentenario sin Hambre.

He allí el principal problema que afecta a nuestro pueblo y degrada a la Nación.
Basta de engañarnos, recursos financieros hay y sobran. Aprobando la Asignación Universal por Hijo de $300 se termina con el hambre en nuestro país. Se acabaría, además, con la discriminación de millones de chicos que no cobran ningún subsidio simplemente porque las patronales, con la complicidad del Gobierno, mantienen el trabajo en negro y la precariedad laboral.

El costo total de esta medida sería de 39.200 millones de pesos anuales. Si se le descuenta la recaudación por la aplicación del IVA producto del aumento del consumo popular, pues este dinero no irá a engrosar la fuga de capitales ni el juego financiero, sino a paliar las necesidades más urgentes, el costo rondaría, subestimando aquella recuperación, los 24.382 millones de pesos. Más o menos 7.000 millones de dólares.

Estamos hablando del 2,2% de Producto Bruto Interno, o sea nada. Así de simple. Así de claro.

Si lo comparamos con lo que fue el Gasto Público consolidado del 2008, o sea el total de gastos que realizan el Gobierno Nacional, los gobiernos provinciales, y los municipales, es sólo el equivalente al 5,9%, o apenas un poco más del 10% del gasto del Gobierno Nacional. Si hubiera voluntad política para terminar con el hambre, se podrían evitar miles de muertes inocentes sacrificadas en el altar de la codicia, la inescrupulosidad y la escandalosa concentración económica.

Si se lo compara con el PBI de las 200 firmas más grandes del país, la medida que estamos promoviendo representa sólo el 10,2%, y menos de la mitad de los subsidios y préstamos que recibieron las principales empresas del país durante 2008.

Es apenas el 4% del consumo privado de la Argentina; el 32% de la fuga de capitales del 2008; el 15% de las reservas del Banco Central, y el 38,6% de lo que se va a pagar por la deuda externa presupuestada para el 2009.

Es menos del 3% de lo que se llevarán las empresas mineras transnacionales de los siete proyectos más importantes que tiene en curso, entre ellos los de Veladero y Pascua Lama.

El hambre está planificado con todas sus consecuencias. Por eso eliminarlo es la prioridad de las prioridades.

Comenzar un Bicentenario sin Hambre. Esa es la medida no sólo de nuestro patriotismo, sino también la de nuestros sueños.

La Cumbre de la FAO sin avances concretos en la lucha contra el hambre

Pagina/12
Martes, 17 de noviembre de 2009


Los pobres tendrán que esperar


La declaración final decepcionó porque es sólo un compendio de buenas intenciones donde se comprometen a garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos, pero sin estipular cuántos fondos invertirán ni en qué plazos piensan obtener resultados.

La crisis económica mundial elevó el número de pobres de 850 a 1020 millones en apenas un año.


La crisis económica mundial elevó el número de pobres de 850 a 1020 millones en apenas un año. En este nuevo contexto, la cumbre de la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que se realizó ayer en Roma, era esperada con expectativa por los analistas para ver qué acciones tomarían sus países miembro en la lucha contra el hambre en el mundo. Sin embargo, la declaración final del encuentro decepcionó porque es sólo un compendio de buenas intenciones donde se comprometen a garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos, pero sin estipular cuántos fondos invertirán ni en qué plazos piensan obtener resultados.

“Nos comprometemos para que deje inmediatamente de aumentar –y se reduzca considerablemente– el número de personas que sufren a causa del hambre, la malnutrición y la inseguridad alimentaria”, dice el documento final que motivó la reacción de los países más pobres. La ausencia de fondos adicionales para combatir el hambre es notable si se tiene en cuenta que la FAO calcula que se necesitan inversiones por 44.000 millones de dólares al año para reactivar el sector de la agricultura. Se trata de un dinero indispensable para alimentar a los más de 9000 millones de habitantes que tendrá el planeta en el 2050. “No estoy satisfecho con el resultado, ya que no hay un compromiso sobre la fecha, ni sobre los fondos ni las condiciones para combatir el hambre”, declaró el director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf.

“Así como el mundo fue capaz de gastar trillones de dólares para evitar el desplome económico, ahora es necesario un esfuerzo similar para evitar un desplome social”, aseguró ayer la presidenta chilena, Michelle Bachelet, quien manifestó su malestar por los resultados obtenidos en la cumbre, al igual que el primer mandatario de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, que también participó del encuentro. En lo que respecta a los países del G-8, sólo el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, estuvo presente en su carácter de anfitrión, lo que dejó en evidencia el escaso compromiso que despierta ese espacio entre las naciones más ricas. Sólo hubo 60 jefes de Estado de los 193 países miembro de la FAO.

También participó del encuentro el papa Benedicto XVI, quien criticó la creciente especulación en el mercado de los alimentos. “Persisten modelos alimentarios dominados por el egoísmo, lo que ha consentido la especulación en el mercado de los cereales, donde el alimento es considerado como una mera mercancía”, afirmó el Papa. “La convocatoria de esta cumbre demuestra que los mecanismos actuales para lograr la seguridad alimentaria son frágiles y que es necesario revisarlos”, agregó. El jefe de la Iglesia Católica cuestionó además el hecho de que el hambre sea considerada como un fenómeno “estructural, parte integrante de la realidad socio-política de los países débiles, visto con resignación y hasta con indiferencia”. Benedicto XVI criticó también “las subvenciones” que otorgan los países ricos a sus productos y pidió que “el acceso al mercado internacional de los productos provenientes de los países pobres sea favorecido” como medida para combatir el hambre.

Entre los más indignados con los escasos resultados de la cumbre y la indiferencia de los países industrializados fueron los movimientos antiglobalización y los organismos no gubernamentales reunidos en una cumbre paralela frente a la sede del organismo de Naciones Unidas. “Reuniones y más reuniones y nunca resultados”, protestó el ingeniero mexicano Olegario Carrillo Meza, de la Unión de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (Unorca).

“Hay serias amenazas que se ciernen sobre las personas más pobres. La recuperación de la economía está volviendo a elevar los precios de los alimentos. El cambio climático es una amenaza inmensa para los campesinos. Y los 20.000 millones de dólares prometidos para la agricultura por el G-8 en julio pueden convertirse en un espejismo. No podemos permitirnos otra noble derrota”, sostuvo Gawain Kripke de Oxfam International, una organización internacional para la promoción del desarrollo. “Nadie pone en cuestión el modelo agro-industrial que impera en el mundo, que favorece a las multinacionales que sacan a los campesinos de sus tierras”, agregó Andrea Ferrante, presidente de la Asociación Italiana para la Agricultura Biológica.